lunes, 10 de septiembre de 2012

Reencuentros y sorpresas

Me han encantado los reencuentros de este fin de semana. Y las sorpresas!

Me reencontré con Madrid y con su ritmo imparable y sus calles llenas de gente. Sigue siendo la gran ciudad de la que me fui corriendo hace siete años, que te abruma por su tamaño y por el silencio de la gente en el metro. Los contrastes entre riqueza y pobreza, los neones en la Gran Vía, el tráfico que no para...



Me reencontré con el Thyssen, que sigue igual, hasta el mismo olor al atravesar la puerta. Con Hopper y su Habitación de hotel, y  muchas obras más que quizá por ser tan esperadas me ofrecieron menos de lo que quería...

Me reencontré con el Prado y con la Infanta Margarita, que sigue contemplando el paso de miles y miles de admiradores cada día, sin inmutarse. En la misma sala a la que voy casi a ciegas... después de saludar a Van der Weyden y su Descendimiento, al Jardín de las Delicias y a la Fragua de Vulcano. Son mis imprescindibles. Y a Rafael, por supuesto.


Y sin esperarlo hubo también sorpresas, por eso fueron sorpresas.
Nos adentramos una vez más en las entrañas del edificio de Caixafórum en el Paseo del Prado, una joya arquitectónica que vale la pena ya por sí misma. Y dentro nos esperaba William Blake y todo su universo mitológico, viejo conocido pero desconocido al tiempo que nos atrapó, en una exposición muy amplia y muy   organizada que, siendo de entrada gratuita no tiene nada que envidiarle a la del Thyssen. Es más, me pareció mucho mejor.
William Blake fue pintor, poeta y místico británico, que no puso vivir de su arte, pero que dejó una increíble colección de dibujos, grabados y poemas, siendo lo más conocido las ilustraciones de la Divina Comedia de Dante. Su arte se basó en su propia idea del mundo, de la religión y de la poesía de Shakespeare, ilustrando incluso la Biblia o el Libro de Job. Se le considera uno de los mayores artistas británicos de la historia.

W. Blake: Satán en su gloria original
 Aquí una imagen de una de sus láminas, donde representa a Satán antes de ser expulsado del Paraíso, cuando todavía era un ser divino y poderoso, y gozaba de los favores de Dios. 

Retrato de William Blake
Y aqui el bueno de Blake, a quien no pude evitar comparar con Goya (por el parecido y porque murieron con un año de diferencia) y maravillarme de lo distinta que puede ser la visión del mundo de un pintor de corte y un poeta bohemio, viviendo en el mismo momento de la Historia.

Blake: La escalera de Jacob
Blake: Creación de Eva

Me dejé sorprender por la comida de un restaurante hindú en Lavapiés, rodeada de gente interesante con vidas muy dispares.

Me sorprendí corriendo bajo la lluvia de un tormentón de verano, tomando algo en un pub de Malasaña, o disfrutando como una enana de un helado y una buena conversación en los jardines de la Plaza de Oriente.


Mañana me reencuentro con el lunes. Toca volver a empezar!

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